Desde principios de la década de 2000, el número de personas que viven por debajo del umbral de pobreza se ha reducido a la mitad en el Perú, y el país se distinguió como uno de los países de mayor dinamismo y crecimiento económico en América Latina.
Sin embargo, subsisten grandes desafíos sociales, de desigualdad y de desarrollo, especialmente en las zonas más remotas. La presencia de estereotipos culturales discriminatorios hacia las mujeres, los jóvenes y las comunidades nativas genera exclusión social y no permite que se beneficien del crecimiento económico del país. Además, la economía peruana todavía se basa principalmente en la explotación y exportación de recursos naturales, lo que lo hace particularmente vulnerable a la caída de su valor, como fue el caso entre 2014 y 2018.
Pero el país también puede contar con la diversidad de su clima para cultivar productos particularmente apreciados en los mercados de exportación, así como con el esplendor de su cultura y sus paisajes que lo convierten en uno de los países más visitados de América Latina. Es por ello que, a través del programa Uniterra, SUMC se enfocó en fortalecer la cadena de valor del cacao, del chocolate y del turismo. Estos sectores son estratégicos para el Perú en los cuales mujeres, jóvenes y poblaciones nativas anteriormente no participaban, y ahora pueden beneficiarse de oportunidades económicas prometedoras.
Estas son historias que ilustran algunos de los logros del programa Uniterra en Perú.