El año pasado, Bolivia recibió a más de 1,2 millones de visitantes extranjeros, una cifra que se ha duplicado en los últimos 10 años y que crece de manera constante. Hasta hace poco, en La Paz, sólo existían unas cuantas tiendas de artesanía boliviana que ofrecían sus productos a los turistas que buscan productos auténticos y de buena calidad. Muchos encontraban productos que parecían típicos pero que eran fabricados con materiales no tradicionales o que provenían simplemente del extranjero. Constatando este problema, La Agencia Municipal para el Desarrollo Turístico La Paz Maravillosa busca optimizar la experiencia de los turistas que visitan La Paz, mejorando el acceso – y la apreciación – de la artesanía local.
En el 2016, la Agencia suscribió un convenio con Uniterra, el programa de cooperación voluntaria del CECI y del SUMC que apoya el desarrollo de economías inclusivas en beneficio de las mujeres y de los jóvenes, y que facilita el crecimiento de mercados que tienen un impacto en las personas marginalizadas.
En el transcurso del año 2016-2017, tres voluntarios de Uniterra trabajaron con La Paz Maravillosa para desarrollar las capacidades de mercadeo y de servicio a la clientela de los artesanos bolivianos. Se realizaron capacitaciones en diseño gráfico (para la creación de folletos promocionales), así como en comercialización, manejo de redes sociales y relaciones con la clientela, apoyando la creación y promoción de circuitos turísticos de artesanías 100% bolivianas.
Actualmente, los voluntarios Uniterra trabajan con La Paz Maravillosa en la creación de una página Web y una aplicación móvil que facilitarán una mayor presencia en línea. Esto dará a los visitantes la posibilidad de intercambiar información, recomendaciones y comentarios, fortaleciendo los lazos entre el sector artesanal y los turistas.
Patricia Grossman Sáenz, la Directora de La Paz Maravillosa, está convencida que el turismo puede convertirse en un motor esencial del desarrollo económico de La Paz. Asimismo, piensa que un artesano que transmite la identidad, la cultura y los valores de la ciudad, se convierte en un poderoso vector. “Queremos cambiar la realidad de la artesanía para que se convierta en un motor de desarrollo económico, empleos e ingresos. Queremos que la artesanía se convierta en la imagen de nuestra ciudad”, explica con entusiasmo la Directora de la Agencia Municipal. “No queremos que el turista sólo vaya a la comunidad, sino que la comunidad también participe en el desarrollo de la oferta turística urbana, a través de las tiendas de artesanías, y por consiguiente participe en el dinamismo de toda la ciudad”.
No obstante, Patricia Grossman Sáenz es muy cuidadosa al precisar que el objetivo no es de orden comercial. “Dando a los artesanos y artesanas las capacidades de desarrollarse mejor, ofreciéndoles la posibilidad de mejorar la diversidad y la calidad de sus productos, ayudándoles a estructurarse y valorizar su oferta, estamos reforzando sus comunidades. El objetivo es permitir a las personas quedarse en zonas rurales, que las mujeres accedan a un desarrollo económico y que los jóvenes tengan confianza en su desarrollo y en su futuro”.
Desde hace algunos meses, La Paz Maravillosa trabaja en la elaboración y en la puesta en marcha de diversos proyectos de desarrollo artesanal y turístico en tres comunidades ubicadas en zonas montañosas. El más importante de estos es el proyecto de apoyo al desarrollo comunitario y económico en las comunidades de Chacaltaya y de Huayna Potosí, el cual es apoyado por el Programa Quebequense de Desarrollo Internacional (PQDI) a través de un fondo de $ 200,000 dólares canadienses. Este proyecto tiene por objetivo mejorar el bienestar económico de las mujeres y de los jóvenes, mediante un mejor acceso al mercado nacional y la puesta en marcha de tres tiendas de artesanía en sus mismas comunidades.
Estos proyectos pretenden valorizar las costumbres artesanales locales y reforzar el potencial de atracción turística en las zonas montañosas. “Necesitamos calidad, pero no sólo eso, precisa Patricia Grossman Sáenz. Las comunidades deben darse cuenta que la artesanía es muy importante culturalmente, debe tener contenido y ser un medio para dar a conocer nuestra historia. A través de un objeto, se muestra una cultura. Debemos trabajar en cambiar las mentalidades de las comunidades que trabajan en la artesanía para que ellas tomen consciencia de esto y comprendan que los turistas desean sinceramente conocer mejor la cultura y tener una relación más profunda”.
Esta sensibilización requiere tiempo, escucha y necesita una verdadera colaboración: el proceso está lejos de ser fácil y representa un verdadero desafío. “La cultura andina es muy cerrada, y por razones históricas evidentes, existe una actitud de desconfianza y resistencia. Debemos tomarnos el tiempo necesario y mucha precaución, teniendo en cuenta que al interior de una comunidad, no todos comparten la misma visión y esto puede generar fuertes divisiones”, dice Patricia Grossman Sáenz, que busca desarrollar un nuevo modo de apoyo y de acompañamiento de las comunidades, basado en el principio de participación, con una mayor implicación y responsabilidad. “Ya no basta solamente que las comunidades acepten participar en el proceso que se les ha sugerido. Ahora hay que hacerlas comprender la importancia de ese desarrollo y que ellas decidan qué hacer”, explica la directora de La Paz Maravillosa. “Se debe de crear ese interés, y está sucediendo poco a poco. Las comunidades comienzan a pedirnos apoyo y se empieza a sentir un espíritu empresarial”.
De esta manera, se puede incitar a los jóvenes, que han estado forzados al éxodo por la falta de perspectivas económicas, a quedarse viviendo en sus comunidades. Su involucramiento en los proyectos de desarrollo artesanal y turístico es esencial, como lo ha subrayado el informe de estudios elaborado por 21 jóvenes líderes de Canadá y de Bolivia reunidos en La Paz en el marco del Seminario Internacional 2017. Un informe que fue presentado a los socios de Uniterra y a las autoridades municipales de La Paz permitió sensibilizar el Alcalde de La Paz a una nueva visión del turismo sostenible.
El turismo que Patricia Grossman Sáenz quiere construir tiene una base sólida: el respeto - una palabra que mencionó en numerosas ocasiones en sus intervenciones durante su visita a Montreal en octubre pasado. La Directora de La Paz Maravillosa formó parte, junto con otros cinco socios del programa Uniterra del sector del turismo, de una misión comercial de 10 días, organizada en el marco del Salón Internacional Turismo Viajes de Montreal, cuyo objetivo es apoyar el desarrollo de relaciones de negocios con contrapartes y reforzar sus capacidades. La Directora de La Paz Maravillosa pudo reunirse, entre otros, con responsables de la Red de Economuseos. Este lugar de interpretación turístico de La Paz, actualmente en construcción por el Grupo de Colaboración Internacional en Ingeniería de la Universidad de Sherbrooke,
con apoyo del programa Uniterra, podría convertirse en un espacio donde serían observadas las diferentes etapas de la producción artesanal.
Durante una conferencia organizada por el CECI en colaboración con Village Monde, miembro asociado del CECI y contraparte del programa Uniterra, Patricia Grossman Sáenz compartió su definición del turismo sostenible. “Es ante todo el respeto a los grupos y las comunidades. Es respetar sus creencias, su mentalidad, sus maneras de vivir”, explicó delante de un centenar de personas reunidas en el Monumento Nacional de Montreal para tratar el tema “Viajar de otra manera: cuando el turismo está al servicio del desarrollo”. “El turismo sostenible es también la actitud del turista que no sólo debe llegar para vivir una experiencia. Tenemos la idea que debemos rendir honores al turista, que vale más, pero hay que pensar en aquellos a quienes se visita. Todavía hay mucho que hacer, cada uno de nuestro lado, para poder encontrarnos. El turismo sostenible es también un intercambio”.
Uniterra es un programa canadiense de cooperación internacional, ejecutado conjuntamente por el CECI y el SUMC. A través de él, cada año 600 voluntarios contribuyen a un cambio positivo y durable hacia un mundo más igualitario, consacrando de algunas semanas a dos años de su vida a un trabajo voluntario en el extranjero. El programa permite también de implicar a las y los canadienses y desempeñar un papel activo en la lucha contra la pobreza.
El programa Uniterra se beneficia del apoyo financiero del gobierno de Canada a través del Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional de Canadá.